El ciclismo Indoor,
originalmente “spinning” y tradicionalmente bicicleta estática escuchando música,
ha sufrido una serie de transformaciones hasta llegar al punto en el que se
encuentra actualmente en España.
Es una actividad que tiene
gran acogida en los centros. Alguien sin estar realmente preparado ( física y técnicamente)
se sumerge en una actividad, percibe una gran emoción, la adrenalina le invade,
se siente feliz y al final se encuentra en disposición de tachar en el
calendario de sensaciones sentidas antes de irse a la tumba, la del SPINNING.
En el momento actual, con
tanta crisis, el sentir, el abrir nuestros poros a las sensaciones de la más
diversa naturaleza, no sólo está bien sino que es necesario. La búsqueda de
sensaciones más hedonistas del repertorio, lo consideramos justificado, es más,
es lo que persiguen gran parte de los clientes.
El problema lo encontramos
cuando nos convertimos siempre y sin excepción, en meros consumidores de
sensaciones, sin sacar más provecho de las mismas, que la propia sensación. Es
aquí donde la planificación del entrenamiento y la fisiología del ejercicio
deben convertirse ,más que nunca ,en las herramientas que todo instructores
domine y utilice para planificar los objetivos de sus sesiones.
¿ Podemos considerar la
clase de ciclismo Indoor una experiencia vital, rica, plena y con fin en si
misma? Sin lugar a dudas que si. ¿ Sería posible que también lo fuera pero
planificando fisiológicamente la sesión? Sin lugar a dudas que si, es más, ese
creo que sería uno de los puntos clave para que la actividad se mantenga como “Estrella”
en los centros. Una vez pasada la primera euforia, el cliente necesita no sólo
conseguir objetivos emocionales, sino que busca objetivos fisiológicos.
Todos reconocemos que el
ciclismo Indoor, está actualmente al
alcance de una gran masa social, no dejan de proliferar centros, salas y
eventos para promocionar y consolidar la actividad.
Desde mi modesto punto de
vista, la rapidez de los acontecimientos, la falta de información, el
crecimiento vertiginoso de empresas e instituciones que imparten formación, en
la mayoría de casos con poco contenido científico al respecto y el afán de
muchos instructores por ser protagonistas de “reconocido prestigio”, por
nombrar algunos factores, lleva implicito que todos caminemos un poco
desbocados, dando palos de ciego, sin tener más referencias que la que nos
puede proporcionar la actividad en si misma, sus sesiones y las sensaciones que
percibe cada instructor o cliente.
Si solo apelamos a lo
emocional, tenemos los días contados, corremos el riesgo de convertirnos en
meros inductores de sensaciones sin aprovechar el potencial de entrenamiento
que tiene esta actividad. Sólo ofertar caramelos de sensaciones, exentos de
fines y objetivos fisiológicos , que propicien transformaciones en nuestro
organismo, una mejora constante y un mantenimiento de la salud, sin llegar a
sobreentrenar o lesionar, está lejos de ser una práctica que perdure en el
tiempo como cualquier otro deporte consolidado.
En ocasiones se pone la
actividad por encima de las personas que van a participar. En otras, se acosa
con conocimientos técnicos y se roba espacio para la experiencia; a veces se
piensa sólo en lo entrenable y se olvidan las sensaciones, la salud y el
aprendizaje técnico.
Es primordial conseguir el equilibrio. Es importante
preocuparse por conseguir cada vez más clientes, pero esto no es suficiente. Es
trascendental sistematizar las sesiones, dotarlas de corpus teórico y
reorganizarlas para que seamos más certeros en nuestras acciones, hay que
conocer de manera clara hacia dónde queremos ir, cuales son nuestros objetivos
y los de nuestros clientes y cuales son nuestras posibilidades, creo que esta
es la forma de fidelizar a los clientes a la actividad y que el ciclismo Indoor
siga siendo una actividad estrella.
José Antonio Hidalgo Martín
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Especialista en salud y actividad física
Máster oficial en Investigación y gestión deporitva
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